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Un encuentro con la gente de Tanzania

Desde que regresé a casa de un viaje de inmersión a Tanzania con Catholic Relief Services (CRS) durante el verano, las personas me han preguntado sobre mi experiencia allá. Algunos sienten curiosidad por un país y gente de la que saben poco; otros quieren saber si la experiencia me marcó o me cambió de alguna manera. Mi respuesta inmediata es que la gente de Tanzania ha dejado una profunda impresión en mi corazón. Pasé de saber muy poco sobre ellos a tenerles un profundo amor y respeto. Su alegría y sentido de karibu (bienvenida) son reconfortantes y contagiosos. Aprender a ver el mundo a través de los ojos de Tanzania y acompañar a las personas en su jornada diaria, aunque sea por un breve período de tiempo, también me enseñó mucho sobre nosotros. En los Estados Unidos damos por sentado cosas que muchas personas en el mundo no tienen, como el acceso al agua, la alimentación, el saneamiento y la educación. También me hizo reflexionar sobre las decisiones que tomo todos los días, desde el uso (y el abuso) de los recursos naturales hasta la solidaridad global o incluso mis fuentes de información.

Entonces, ¿qué aprendí? Primero, aprendí que las madres son madres, en todo lugar, pase lo que pase. De las ocho mujeres de nuestra delegación, cinco de nosotros tenemos hijos propios. Por lo tanto, cuando visitamos a madres jóvenes lactantes y a sus hijos en la región norte de Mwanza, hubo una conexión inmediata a pesar de las barreras de idioma y culturas. Después de presenciar su lección del día sobre los elementos de una nutrición equilibrada y buenos hábitos de higiene, participamos en un diálogo animado e intercambiamos consejos sobre la crianza de los niños. Se sentía como si fuéramos vecinos en una reunión del ayuntamiento en una comunidad muy unida, o padres en una reunión escolar discutiendo asuntos de interés para toda la comunidad. En buen ejemplo del V Encuentro, éste fue un verdadero "encuentro" del tipo solicitado por el Papa Francisco en La Alegría del Evangelio. A la mañana siguiente visitamos un pueblo a millas de distancia, y experimentamos lo efectivo que puede ser la comunicación de boca a boca y la organización comunitaria. Una líder que había asistido al diálogo la tarde anterior, había reunido a sus vecinas y les había contado sobre nuestra visita. Nos sorprendió escuchar a otra mujer de la aldea recitarnos consejos sobre la importancia de hablar con el niño mientras todavía está en el vientre, consejo que ya habíamos compartido durante el intercambio. Aparentemente, este fue un descubrimiento nuevo e interesante para ellas, y simplemente nos sorprendió lo rápido que se difundieron las noticias. En una aldea diferente, visitamos un grupo que impartía capacitación de salud y nutrición a los líderes de la comunidad. Aprendí que hay ocho pasos para lavarse las manos correctamente (y sin desperdiciar una sola gota de agua, un bien altamente necesitado en el área). ¡Lavarse las manos nunca será lo mismo después de Tanzania! Antes de partir, pregunté sobre el significado de una hermosa melodía que cantaron las mujeres al finalizar su reunión. Me dijeron que esta era una canción tradicional de la tribu Sukuma que las mujeres participantes cantaron para celebrar sus aprendizajes del día. En hermosa armonía repitieron Kuvyala cha wiza, Kuvyala cha wiza (lo que significa "dar a luz a un bebé es muy bueno"). En ese momento, caí en la cuenta de cuán profundamente pro-vida es el trabajo de CRS. Este programa, llamado THRIVE, que promueve la salud y la nutrición, tiene que ver con celebrar y proteger una nueva vida, y ofrece tanto a la madre como al niño la posibilidad de tener una oportunidad sana y digna de hacerlo. En una región diferente en el sur, Mbeya, nos sorprendió saber que la región conocida como el "granero" del país también tiene una de las tasas más altas de retraso en el crecimiento. Esta condición refiere a la falta de crecimiento físico de los niños principalmente debido a la desnutrición y los deficientes hábitos de higiene. El retraso de crecimiento puede afectar el desarrollo del cerebro cuando se vuelve crónico. Sorprendentemente, este problema prevalece incluso en comunidades que tienen una gran producción agrícola. Más allá de la pobreza, la falta de información y educación sobre una nutrición adecuada y equilibrada puede causar graves problemas de salud en poblaciones enteras. CRS ha tenido mucho éxito en la reducción de la prevalencia del retraso en el crecimiento entre los niños de 5 años o menos. Lo han hecho promoviendo la educación nutricional para las mujeres y ayudándolas a mejorar el valor nutricional de las recetas tradicionales, al tiempo que usan ingredientes disponibles en el hogar o en su entorno inmediato. Los equipos de CRS están en camino de cumplir su objetivo de reducir el retraso del crecimiento del 44% en 2013 al 35% en 2019 (¡una impresionante tasa de reducción anual promedio del 3.4%!) Actualmente trabajan en 497 aldeas ubicadas en tres regiones diferentes de Tanzania: Mbeya, Iringa y Njombe. La creación de riqueza y el desarrollo económico también se logran ayudando a los pequeños agricultores locales en la diversificación de cultivos y la creación de Comunidades deAhorro e Inversión (SILC). Me impresionó la eficiencia, la transparencia y la responsabilidad con que se administran estas comunidades de micropréstamos. Tienen un fondo social para ayudar a los miembros en emergencias, y un fondo de préstamos para promover el ahorro y la inversión en sus negocios en su mayoría agrícolas. En la aldea de Itumpi, los miembros compartieron con orgullo los beneficios que les había traído la unión con el SILC local. El Sr. Ngaya dijo que por primera vez aprendió a "ahorrar dinero". Después de ahorrar 300 chelines, los usó para comprar fertilizantes para la producción de soya y maíz. Y con el dinero que ganó con los cultivos, pudo comprar dos cabras (aparentemente, una señal importante de estatus). Una mujer, Lucy, había pedido prestado al fondo para comprar insumos agrícolas (semillas) para plantar soya y frijoles. Con los beneficios al vender sus cosechas, había logrado aumentar sus ahorros, comprar un colchón (la primera vez que tenía uno) y contribuir a proyectos de mejora social en la aldea. Por otro lado, el fondo social ha creado una red de seguridad para los miembros en sus momentos de necesidad, como el pago de un funeral, una factura del hospital o la colegiatura de la escuela secundaria. Después de visitar varias aldeas, se podía ver un claro contraste entre los que pertenecían a comunidades SILC y los que no. Después de dos años de existencia, este SILC particular también había comenzado a atraer a miembros jóvenes varones, alentados por el aparente progreso y éxito de las mujeres. Al final, aprendí por qué CRS es muy bueno y exitoso en lo que hace en nuestro nombre. Como institución, han dominado el arte de aplicar los principios de la enseñanza social católica, en un equilibrio hermoso, a través de la búsqueda de un desarrollo humano integral que siempre coloca a las personas primero. No acuden a un lugar con un plan predeterminado, por el contrario, siempre preguntan a las personas locales cuáles son sus necesidades, les ayudan a analizar su entorno, sus recursos y sus vulnerabilidades, y trabajan con ellos para proponer objetivos y estrategias para abordar sus retos. Es organización comunitaria en su máxima expresión; los miembros de las comunidades locales se ayudan mutuamente y asumen la responsabilidad de mejorar sus comunidades. Debido a la vitalidad de la Iglesia local, aproximadamente el 80% de los programas de CRS en Tanzania se administran a través de las instituciones de la Iglesia, desde las parroquias locales hasta las oficinas diocesanas. Esto ha permitido que la Iglesia católica local brille como un faro de esperanza para muchos. Sin embargo, incluso los empleados no católicos en la oficina central en Dar es Salaam mostraron gran orgullo de ser parte de la familia de CRS. Cuando se les preguntó qué diferenciaba a CRS de otras agencias humanitarias y de ayuda exterior, respondieron que "los valores de fe guían el trabajo diario de CRS” y los distingue de otros grupos gubernamentales y no gubernamentales”. Incluso entre las agencias religiosas, la diferencia, dijeron, es que CRS ayuda y da la bienvenida a todos, sin distinción de credo o nacionalidad. Nadie está excluido y a nadie se le pide que se convierta a la fe católica para obtener ayuda. En el contexto del V Encuentro, CRS hizo posible que un grupo de diez latinos y latinas tuvieran una experiencia de misión que nos llevó a lugares lejanos y fuera de nuestras zonas de confort. Como suele ser el caso, fuimos nosotros quienes fuimos encontrados y transformados por las bellas personas de Tanzania. En el camino, hicimos nuevos amigos y aprendimos más sobre el extraordinario trabajo de CRS. Y, en pocas palabras, ¡nos convertimos en parte de la familia! Asante sana, Tanzania! Asante sana, CRS! Mungu awa bariki! (¡Muchas gracias, Tanzania! ¡Muchas gracias, CRS! ¡Que Dios los bendiga a todos!) Mar Muñoz

 
 
 

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